Paco Olveira: un cura que no cura, daña
El sacerdote “católico” Paco Olveira, de la diócesis Merlo Moreno, es un veleidoso militante kirchnerista. No solo se dedica a contradecir la doctrina moral de la Iglesia –elogiando el aborto, por ejemplo-, también hace ingentes esfuerzos por demostrar que se ha convertido en un personaje nefasto. Con un par de tuits que acaba de publicar, vemos que logra holgadamente su objetivo. Y que cientos de energúmenos progresistas consienten sus tropelías.
¿Qué dijo en esta oportunidad? Les pidió a los votantes de Milei que sean coherentes y que “no se acerquen al comedor ni a ningún otro servicio de la Fundación Isla Maciel. Tampoco nos pidan nada”. La razón: “no habrá recursos para todes (sic)”.
Supeditar la solidaridad con los necesitados a un interés partidario supera cualquier canallada clientelista. Es censurable en la política y mucho más en la Iglesia. Por tanto, Olveira comete una imprudencia monumental.
Ya nos hemos referido a Olveira por su intromisión en la campaña partidaria del balotaje cuando divulgó un video en el que condicionaba la visita del Papa Francisco a un triunfo de Sergio Massa. El Episcopado y el propio pontífice desmintieron semejante extorsión propagandística.
Cualquier ciudadano de a pie se da que Olveira, con su conducta, hace daño. La Iglesia es el Pueblo de Dios completo, sin exclusividades de ninguna especie. Pretender reducir la Iglesia a un partido político o a una clase social es una maniobra ideológica repudiable. Los pobres son una opción preferencial. Es decir, una prioridad pastoral. De ningún modo excluyente, respecto de otros sectores de la comunidad.
El ejemplo de José de Arimatea, un hombre acaudalado, podría inspirar e ilustrar a Olveira. O el santo varón argentino Enrique Shaw. ¿O va a decir que son santos neoliberales de derecha?
Lamentablemente, el pobrismo populista hace una lectura parcial, sectaria y anticristiana de la pobreza. La pobreza evangélica, la de los apóstoles y de Jesús, es espiritual y no material. “Bienaventurados los pobres de espíritu”, dice Mateo. Sin embargo, teólogos comunistas introdujeron el virus clasista dentro de la Iglesia creando escándalo y confusión. Es un tema saldado que sigue en el tapete por ignorancia y mala fe.
El cura Olveira pertenece a un grupo que hace política partidaria dentro de la Iglesia. Divide y profundiza heridas. Prescinde de cualquier aporte válido a la concordia y unidad de los cristianos. ¿A quién sirve, a Dios o al César? Intoxica con sus bravuconadas herejes. Es humo de Satanás y no incienso purificador.
Para reforzar su tarea disolvente también destruye el idioma castellano con el “lenguaje inclusivo”. Operación intelectual del cipayismo progresista. Agresión a la conciencia nacional de los argentinos. “Estupidez grandilocuente”, como lo caracteriza el filósofo Alberto Buela.
Esto escribió Olveira en la red social X (ex Twitter). Después, para morigerar el efecto pernicioso de sus palabras, dijo que, en el comedor a su cargo, situado en Libertad, no le piden carnet de afiliado a nadie… Vergüenza ajena.
Horacio E. Poggi