Resistiré

Bergoglio resiste, sostenido por la fuerza de la oración de millones de católicos y no católicos. Voluntad de acero. Identidad criolla, quebracho y ñandubay. Resiste. Ejemplo de compromiso con la misión asumida el 13 de marzo de 2013. Solo comparable con el tesón de san Juan Pablo II, el Papa Obrero que murió con las botas puestas y le dio a la Iglesia hasta su última gota de sudor y sangre. Bergoglio internado sigue trabajando y conduciendo a su Rebaño. La revolución silente que provocó en los cimientos del Vaticano el tiempo la juzgará. Mientras tanto, resiste. Internado en el décimo piso del Hospital Gemelli sigue al frente del timón. No piensa en renunciar. Resiste. A los 88 años y con tres semanas de internación afectado por una pulmonía bilateral y complicaciones derivadas. Resiste el Papa Argentino, el Papa Compañero de los Pueblos. El Papa de la Paz y de la misericordia infinita, que levanta a los caídos y ensalza a los excluidos. Para que a todos se les respete su dignidad humana. Ejemplo inspirador. Enaltece. Moviliza. Cuando los problemas nos agobian, ahí tenemos un espejo donde mirarnos. Tarea que demanda coraje, sabiduría, justicia y templanza. Virtudes estoicas en un mundo de flojeras, relativismo y colonialismo ideológico. Bergoglio se agiganta entre tanto veneno permisivo. Entre tanta confusión y mugre moral. Resiste. El Padre Jorge, protector de las villas porteñas. De los niños abusados. De las mujeres golpeadas. De los distintos. El Cardenal del Pueblo que dejó atrás los agravios para escalar el Monte de la grandeza que perdona. Nos enseña que el Abrazo es más fuerte que el odio divisionista. Bergoglio extiende su mano, aún convaleciente, para llevarnos por el camino de la Belleza que sana y salva. Pescador de Hombres. Su barca enfrenta la tempestad física. Resiste. Ya ganó la batalla. Sembró semillas de Amor y Esperanza en los fértiles surcos de una Humanidad necesitada de comprensión y protección. Eligió llamarse Francisco y ha honrado, con hechos sublimes, aquel Nombre de liberación. Debemos seguirlo. No como opción circunstancial, sino como salida por arriba. De allí viene su Luz. Se nos hace más liviana la Cruz. Bergoglio resiste. Y vence. Porque Dios existe. Legado que no cesa.
Horacio Enrique Poggi