12 de marzo de 2025

Anatomía del Vendepatria

En la era digital, enfrentamos una lógica discursiva propia. ¿Nos adaptamos al argot cibernético o cedemos ante la imposición lingüística anglosajona? Yo no sé si Elon Musk habla castellano, pero tenemos la «obligación» de perfeccionar nuestro inglés para comunicarnos con el mundo…

La evolución tecnológica nos sorprende y cada día amanecemos con novedades que nos dejan estupefactos, como la Inteligencia Artificial, que tenemos a nuestro alcance para investigar, informarnos y estudiar. Sin embargo, esto plantea desafíos significativos para nuestra identidad nacional y política. Aun así, los estados nacionales, las patrias y los pueblos siguen existiendo.

Por tanto, abdicar de nuestra identidad cultural y dejarnos colonizar por ideologías como la de género u otras teorías surgidas en los campus universitarios del Norte es una elección personal. Sin embargo, estas decisiones pueden tener un impacto profundo en nuestra sociedad y en nuestra cohesión como nación. ¿Deberíamos culpar al lobo por su naturaleza glotona? ¿O simplemente conformarnos señalando al imperialismo, mientras vivimos en una globalización cibernética que nos afecta a todos?

Vale las aclaraciones precedentes porque quienes ingresan a la militancia en este ambiente dominado por el poder del ciberespacio, de la pantalla del celular o PC, de las redes cloacales y un sinfín de mecanismos de manipulación colectiva, de entretenimiento vulgar y de aprendizaje permanente, se enfrentan con la lógica discursiva dominante.

¿Cómo conceptualizar a un Presidente que hace gala de su adscripción absoluta al mundialismo anglosajón? ¿Nos está llevando a un desfiladero neocolonial? ¿Sus negociaciones con los organismos de crédito y con las empresas multinacionales son compatibles con el interés nacional? ¿Una nación se administra como una empresa privada?

Sin caer en la chabacanería de la acusación fácil, sobran indicios y evidencias de que el régimen libertario es un proyecto de sometimiento aupado en una tendencia global peligrosa. La democracia queda en el centro del debate y por momentos es tironeada desde la progresía izquierdista y desde la derecha colonialista.

Al Vendepatria se lo supera con la Tercera Posición Justicialista. ¿O disponemos de otro conjunto de valores humanistas más democrático y revolucionario? Pero primero, al Vendepatria hay que conceptualizarlo correctamente y luego organizarse para vencerlo en las urnas. Y antes que nada, hay que actualizar a la TPJ. Quedarnos anclados en el pasado no solo es un flaco favor a la democracia republicana, sino también a nuestro futuro. Necesitamos avanzar con innovación, coraje y realismo práctico para recuperar la esperanza del Pueblo. Es en este camino de la justicia social donde encontraremos la grandeza de lo que vendrá.

Horacio E. Poggi

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *