Cada día un 2 de Abril
Vivimos un momento muy particular en nuestro país. Grandes temas que con el tiempo devinieron en objetivos nacionales permanentes, ahora requieren aclaraciones. Cuando tenemos que aclarar lo evidente, estamos en problemas.
¿Quién puede hoy poner bajo sospecha que la defensa en materia de derechos humanos es compartida por la mayoría de los argentinos y que nos ha otorgado un reconocimiento internacional honorable? ¿O acaso los crímenes de lesa humanidad han dejado de ser imprescriptibles?
Malvinas es la causa nacional que más une a los argentinos. Nuestros derechos soberanos en el archipiélago austral también son imprescriptibles. ¿O la diplomacia oficial tiene alguna duda?
El reclamo soberano por Malvinas viene de los principios de nuestra organización federal. No se trata de ningún capricho oportunista ni de una chicana de vuelo corto. Es un deber patriótico que nuestros antepasados supieron cumplir y que nosotros le damos continuidad con estas y otras actividades que propenden a la reafirmación soberana de lo que nos pertenece.
Lo hacemos en un momento del país en el que pareciera que se busca imponer la moda de volver al siglo XIX para hallar ejemplos que justifiquen las políticas públicas de 2024. Nunca es mala la inspiración histórica, si se hace sin reduccionismos, con respeto a los ambientes de cada época y a la integridad de sus protagonistas.
El despojo territorial consumado por Gran Bretaña, en 1833, nunca pasó inadvertido para los patriotas argentinos que alzaron su voz reivindicando los intereses nacionales, a través de la poesía, el periodismo, el discurso parlamentario y los fueros internacionales.
Ya el 21 de enero de 1833 La Gaceta Mercantil de Buenos Aires dio testimonio de unos versos que repudiaban el acto de piratería cometido por los ingleses el día 3 de aquel mes y año.
Tampoco las Malvinas pasaron inadvertidas para José Hernández, el máximo poeta de la argentinidad. El autor del Martín Fierro, el 26 de noviembre de 1869 publicó estas palabras que mantienen suma vigencia: “Absorberle un pedazo de su territorio, es arrebatarle un derecho. Ya no es el alarde de la fuerza, el que apoya una gestión cualquiera en el mundo diplomático. Los gobiernos han comprendido ya, que no hay otra fuerza legítima y respetable que la fuerza del derecho y de la justicia; que el abuso no se legitima jamás, e imprime un sello odioso sobre la frente de los que lo consuman”.
Y continuando con expresiones de nuestra cultura patria del siglo XIX, un tanto olvidadas, por cierto, Martín Coronado escribió en 1879, el poema La Cautiva, en el que exalta la lucha por la soberanía nacional del archipiélago irredento. Una de sus estrofas expresa:
¡Ay! El ave marina
Sabe no más lo que se queja a solas,
La cautiva argentina
Cuando le grita el huracán: ¡Malvinas!
Y dicen: ¡Falkland! las sombrías olas.
Como vemos, Malvinas es una llama encendida en la conciencia nacional que nadie ha podido apagar. Emerge de las profundidades en épocas opacas. Y nos alienta a promover acciones que nos encaminen hacia su recuperación definitiva, que vendrá de la mano de una diplomacia inteligente, perseverante y leal a la Patria.
Es un mandato constitucional y de la historia grande, de los Libertadores, de los Veteranos de Guerra de 1982. Tenemos una parte de nuestro territorio ocupada por el colonialismo británico. Único caso en el mundo. La comunidad internacional, en reiteradas oportunidades, ha apoyado nuestras reivindicaciones soberanas. El camino es la perseverancia y la defensa sin concesiones.
En este 2 de Abril, en un contexto de abominable desmalvinización oficial, vaya nuestro sentido homenaje a los caídos en combate. Héroes de la talla del sargento Mario “Perro” Cisneros. Aviadores, comandos y soldados que salvaron el honor de las Fuerzas Armadas Argentinas. Combatieron para que la Patria viva.
Noticias del Pueblo