3 de enero de 2025

La Mazorca libertaria

La política no debe estar sometida a la economía. Cuando ello ocurre, las consecuencias son lastimosas para la mayoría de la sociedad. Mandan los números y deshumanizan a las personas. Nos roban dignidad. Impera la tecnocracia egoísta. Retrocede la justicia social. A cuenta y orden de la libertad.
Con la asunción del presidente Javier Milei nuevamente ha adquirido prevalencia el relato economicista. El mercado es Dios. El Estado es el demonio. La propaganda de soporte proviene de los grupos usufructuarios del ajuste en ciernes. Es una cuenta de manual. La mayoría pierde, una minoría gana.
El club de la devaluación brindará en estas fiestas navideñas con espumoso y costoso champán, mientras que en la mesa del pobre seguirá ausente el plato de comida nutritiva. Mucha harina para llenar la panza de los chicos. Vino berreta para olvidar las penas de los adultos. Quebrados. Un panorama desolador.
Todavía el degüello por la nuca de los mazorqueros libertarios no ha llegado. Faltan apenas unas pocas semanas. Pero ya conocemos la película que comenzaron a proyectar el 10 de diciembre. La hemos padecido con Martínez de Hoz. Sus discípulos anuncian, impertérritos, que la inflación acumulada de los próximos tres meses escalará al 100%.
Sin aumentos salariales, el poder adquisitivo se licuará y las necesidades básicas insatisfechas tenderán un manto de angustia y desesperación sobre millones de hogares argentinos. La clase media engrosará las filas de los de abajo. Los pobres lidiarán en desigualdad de condiciones con la indigencia. ¿Quedará un tendal de excluidos? Mecha corta.
Durante la campaña electoral, que el actual primer mandatario ganó con el 56% de los votos, para descalificarlo, a boca de jarro, le espetaban “loco”. Gravísimo error. No es ningún loco. Es un reverendo esclavo de la puta oligarquía financiera que siempre empobreció al Pueblo y entregó la Patria al capitalismo internacional.
Sería redundante explicar que estamos parados en la vereda de enfrente. Esperando a los bárbaros (perdón, Ciro Guerra). Memoria intacta. Militancia invicta. Patriotismo constitucional.
Porque la República Argentina será inclusiva o no será nada.

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