El Club de la Calumnia
La calumnia es la imputación falsa de un delito. Cuántas veces leemos en alguna cloaca digital anónima, acusaciones infundadas: el funcionario público Fulano -o Mengano- se compró una propiedad -o anduvo de viaje en el exterior- con el dinero de los contribuyentes. Suele ocurrir, a veces, que la transacción inmobiliaria y el viaje existieron, pero el tratamiento que les dan a los temas en cuestión engaña a ingenuos y enerva el odio de minorías resentidas. Es un odio a la carta. De ascendencia antiperonista, aunque alguno se ponga la camiseta del PJ… Cualquiera se despacha a gusto en cualquier lado. Ni hablar de los coprófagos feisbuqueros, quienes, ante la refutación, esgrimen su derecho a la libertad de expresión, soslayando que calumniar no es opinar y que debemos escribir y hablar con conocimiento de causa. Si usted, lector o lectora, odia a los políticos; si le encanta insultar o acusar sin pruebas al Intendente Gustavo Menéndez; si cree, porque vive en San Antonio de Padua o en Merlo Centro, que el mal de la Argentina son “los planeros de mierda”; si reenvía a sus amigos las publicaciones divulgadas por cloacas digitales anónimas; si festeja humoradas de eunucos discriminadores, le comunicamos que pertenece a un club muy selecto, que hiede a estiércol humano. Es el Club de la Calumnia. Sea cumplidor y tenga su cuota social al día.
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